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Cómo perder peso teniendo artrosis de rodilla

La artrosis de rodilla es una enfermedad crónica que afecta el cartílago y causa dolor, rigidez y dificultad para moverse. Sin embargo, uno de los factores más importantes en el manejo de esta condición es la reducción de peso corporal, que puede aliviar significativamente los síntomas, mejorar la movilidad y ralentizar la progresión de la enfermedad.

Aunque perder peso puede ser un desafío, especialmente para quienes tienen dolor articular y movilidad limitada, la combinación de una estrategia nutricional adecuada, ejercicios adaptados y ajustes en el estilo de vida puede marcar una gran diferencia. Aquí encontrarás una guía basada en evidencia científica para ayudarte a perder peso de forma efectiva y segura.

¿Por qué es tan importante perder peso si tienes artrosis de rodilla?

  1. Menos presión sobre la articulación:
    Cada kilogramo de peso que pierdes reduce hasta 4 kg de presión en la rodilla con cada paso. Esto disminuye el desgaste del cartílago y alivia el dolor.
  2. Reducción de la inflamación:
    El exceso de tejido graso produce adipocinas, sustancias inflamatorias que agravan la inflamación articular. Al reducir el peso, también disminuyen estos mediadores inflamatorios.
  3. Mejora de la movilidad:
    Un peso más bajo facilita la realización de actividades diarias como caminar, subir escaleras o practicar ejercicio, lo que mejora tu calidad de vida.
  4. Prevención de la progresión de la artrosis:
    Al disminuir la carga y la inflamación, se reduce el riesgo de daño adicional en el cartílago y el hueso subyacente.

Cómo perder peso teniendo artrosis de rodilla: Estrategias clave

Alimentación saludable y balanceada

La dieta es la base de cualquier programa de pérdida de peso. Para la artrosis de rodilla, es crucial enfocarse en una alimentación que no solo facilite la pérdida de peso, sino que también ayude a combatir la inflamación.

Establece un déficit calórico moderado:

  • Consumir 500-750 calorías menos de las que gastas al día puede ayudarte a perder entre 0.5 y 1 kg por semana.
  • Este déficit debe ser suficiente para perder peso, pero sin comprometer tu energía o nutrición.

Prioriza alimentos antiinflamatorios:

  • Frutas y verduras frescas: Ricas en antioxidantes que combaten el estrés oxidativo en las articulaciones.
  • Grasas saludables: Aceite de oliva, aguacate, nueces y pescado azul (rico en omega-3).
  • Proteínas magras: Pollo, pavo, huevos, legumbres, tofu y pescado.

Evita alimentos proinflamatorios:

  • Reduce el consumo de azúcares refinados, alimentos ultraprocesados, frituras y carnes rojas en exceso.

Aumenta la fibra en tu dieta:

  • Alimentos ricos en fibra como avena, legumbres, frutas y verduras aumentan la saciedad y mejoran la salud intestinal.

Mantente hidratado:

  • Bebe suficiente agua a lo largo del día para evitar confundir sed con hambre y mejorar el funcionamiento de tu metabolismo.

Ejercicio adaptado y seguro

El ejercicio es fundamental para perder peso y mejorar la fuerza muscular, que protege y estabiliza la articulación de la rodilla. Con artrosis, es importante elegir actividades de bajo impacto para evitar agravar el dolor.

Ejercicios de bajo impacto:

  • Caminar: En superficies planas y con calzado adecuado.
  • Natación y aquagym: La flotación reduce la carga en las rodillas, permitiendo movimientos suaves y efectivos.
  • Ciclismo estacionario: Fortalece los músculos de las piernas sin causar estrés en la articulación.

Ejercicios de fortalecimiento muscular:

Fortalecer los músculos que rodean la rodilla, como el cuádriceps y los isquiotibiales, es esencial para reducir la carga sobre la articulación.

  • Elevaciones de pierna recta: Acuéstate y levanta lentamente una pierna mientras mantienes la otra flexionada.
  • Sentadillas parciales: Dóblate ligeramente sin superar los 30 grados para evitar sobrecargar las rodillas.

Frecuencia recomendada:

  • Realiza al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana, divididos en sesiones cortas si es necesario.

Cambios en el estilo de vida

Pequeños ajustes en tu rutina diaria pueden contribuir significativamente a la pérdida de peso y al manejo de la artrosis:

  • Sé más activo durante el día: Levántate regularmente si estás mucho tiempo sentado y busca formas de moverte más, como caminar mientras hablas por teléfono.
  • Duerme lo suficiente: Dormir 7-8 horas por noche ayuda a regular las hormonas del hambre y mejora tu metabolismo.
  • Reduce el estrés: El estrés crónico puede aumentar la producción de cortisol, lo que dificulta la pérdida de peso. Prueba técnicas como meditación, yoga o ejercicios de respiración.

Beneficios de perder peso con artrosis de rodilla

  1. Perder solo un 5-10% del peso corporal puede aliviar hasta un 50% del dolor.
  2. Menos peso facilita el movimiento y reduce la rigidez.
  3. Un peso saludable disminuye el riesgo de deterioro adicional del cartílago y previene enfermedades asociadas como diabetes o hipertensión.
  4. Recuperar la capacidad de realizar actividades diarias con comodidad mejora tu bienestar general.

Longevidad: Mantener la actividad mental y física

La artrosis de rodilla no aparece de la noche a la mañana. Es el resultado de años de desgaste progresivo y acumulación de factores de riesgo que, si se identifican y controlan con antelación, pueden prevenirse de manera efectiva.

La prevención debe comenzar 20 o incluso 30 años antes de que aparezcan los primeros síntomas, ya que los cambios iniciales en el cartílago y los tejidos articulares ocurren mucho antes de que se manifiesten clínicamente.

Además, las estrategias preventivas no solo protegen contra la artrosis, sino que también tienen el potencial de prevenir enfermedades fatales como las cardiovasculares, metabólicas (como la diabetes) y oncológicas, todas ellas relacionadas con el envejecimiento, el exceso de peso y la inflamación crónica. La prevención radica en construir hábitos saludables que favorezcan una vida más longeva, activa y plena.

La conexión entre la prevención y la longevidad

La limitación del movimiento causada por la artrosis de rodilla no solo afecta la calidad de vida, sino que también reduce la longevidad. La incapacidad para mantenerse activo puede llevar a:

  1. Aumento de peso que agrava la carga sobre las articulaciones y eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
  2. Sedentarismo, que se asocia con mayor riesgo de hipertensión, resistencia a la insulina y pérdida muscular.
  3. Pérdida de independencia, que aumenta el riesgo de complicaciones relacionadas con la inmovilidad, como caídas y deterioro físico y mental

Por tanto, prevenir la artrosis no solo se trata de proteger las rodillas, sino también de garantizar un envejecimiento saludable y funcional.

Mantén un peso corporal saludable

El exceso de peso es uno de los factores de riesgo más importantes para la artrosis de rodilla, ya que aumenta la carga sobre las articulaciones.

  • Por cada kilogramo adicional de peso, la presión sobre la rodilla se multiplica por 4 durante actividades como caminar o subir escaleras.
  • Estrategia preventiva:
    • Adopta una dieta equilibrada
    • Realiza actividad física de bajo impacto regularmente para evitar la acumulación de grasa corporal.
    • Consulta con un especialista si necesitas apoyo para mantener o reducir tu peso.

Sigue una dieta saludable y antiinflamatoria

La nutrición desempeña un papel clave en la prevención tanto de la artrosis como de otras enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

  • Alimentos recomendados:
    • Grasas saludables: Aceite de oliva, aguacate, nueces y pescados ricos en omega-3 (salmón, caballa), que tienen propiedades antiinflamatorias.
    • Frutas y verduras: Especialmente ricas en antioxidantes, como bayas, espinacas, brócoli y zanahorias, que combaten el estrés oxidativo en las articulaciones.
    • Proteínas magras: Pollo, pavo, legumbres y tofu, esenciales para mantener los músculos que protegen las articulaciones.
    • Fibra: Avena, legumbres y frutas, que promueven una buena salud metabólica y saciedad.
  • Evita:
    • Azúcares refinados y ultraprocesados, que promueven la inflamación sistémica.
    • Grasas trans y frituras, perjudiciales para las articulaciones y la salud cardiovascular.

Una dieta equilibrada no solo protege las rodillas, sino que también reduce el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Actividad física regular de bajo impacto

El movimiento es esencial para mantener la salud articular y general. Sin embargo, es importante elegir actividades que no generen estrés innecesario en las articulaciones.

  • Ejercicios recomendados:
    • Natación y ejercicios acuáticos: Reducen la presión en las rodillas mientras fortalecen los músculos.
    • Caminar: A ritmo moderado y en superficies planas.
    • Ciclismo estático: Mejora la fuerza de las piernas sin impacto.
    • Yoga o pilates: Ayudan a mejorar la flexibilidad y la estabilidad.
  • Beneficios del ejercicio:
    • Fortalece los músculos que estabilizan las rodillas, como los cuádriceps y glúteos.
    • Mejora la circulación y la salud metabólica, reduciendo el riesgo de inflamación crónica.

Evita actividades de alto impacto como correr o deportes con saltos, especialmente si ya tienes predisposición a la artrosis.

Descanso y sueño reparador

El sueño es un momento crucial para la regeneración celular y la regulación de los procesos inflamatorios.

  • Objetivo: Dormir entre 7 y 9 horas por noche para favorecer la recuperación del cuerpo.
  • Estrategias:
    • Mantén un horario regular de sueño.
    • Evita el uso excesivo de pantallas antes de dormir.
    • Crea un ambiente tranquilo y oscuro para descansar.

Un sueño reparador reduce la inflamación sistémica y mejora la capacidad del cuerpo para enfrentar el estrés físico.

Protección de las articulaciones

  • Evita golpes y micro-traumatismos repetitivos: Estas pueden dañar el cartílago articular y acelerar el desarrollo de la artrosis.
  • Usa calzado adecuado: Zapatos con buena amortiguación reducen el impacto en las rodillas al caminar o hacer ejercicio.
  • Adopta buenas posturas: Mantener una postura adecuada durante las actividades diarias ayuda a distribuir la carga de manera uniforme en las articulaciones.

El hábito como es la clave de la prevención

La prevención efectiva no se logra con cambios puntuales, sino con la creación de hábitos sostenibles a lo largo del tiempo.

  • Hazlo parte de tu vida diaria:
    • Comer sano, moverte regularmente y dormir bien deben ser actividades integradas en tu rutina, no esfuerzos ocasionales.
  • Sé constante: Los beneficios de estas estrategias se acumulan con el tiempo y pueden retrasar significativamente la aparición de la artrosis.
  • Involucra a un equipo profesional: Nutricionistas, fisioterapeutas y médicos pueden ayudarte a desarrollar un plan adaptado a tus necesidades.

Impacto en la longevidad

La movilidad es un pilar fundamental de la longevidad. Cuando protegemos nuestras rodillas mediante estas estrategias preventivas, también estamos cuidando nuestra capacidad de mantenernos activos, independientes y saludables a lo largo del tiempo. Esto no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también reduce el riesgo de enfermedades crónicas graves que pueden ser fatales.

La prevención de la artrosis es mucho más que proteger las articulaciones: es una inversión en nuestra salud futura y en la posibilidad de disfrutar de una vida larga, activa y plena.

Ejercicio: Evita los impactos bruscos

Es necesario diseñar un plan de ejercicio personalizado, pues cada caso es diferente.

En líneas generales, se puede decir el ejercicio físico es una herramienta beneficio en el manejo no sólo de la artrosis de rodilla sino del bienestar general de una persona. Mejora la movilidad, fortalece los músculos que soportan la articulación y alivia el dolor alliberar endorfinas.

Sin embargo, no todos los deportes son recomendables, y se debe priorizar el ejercicio de bajo impacto para evitar el desgaste adicional y la inflamación articular.

Principios básicos del ejercicio en artrosis de rodilla

  1. Evitar el impacto: Deportes que impliquen saltos, carreras de alta intensidad o movimientos bruscos aumentan el estrés en la rodilla y aceleran el daño articular.
  2. Fortalecimiento muscular: Ejercicios que fortalezcan el cuádriceps, isquiotibiales y glúteos ayudan a estabilizar la rodilla y a disminuir la carga en el cartílago.
  3. Movimientos controlados: Actividades que permitan un rango de movimiento adecuado, sin forzar las articulaciones.
  4. Consistencia: Realizar ejercicio de manera regular es más beneficioso que entrenamientos intensos y esporádicos.

Revisión de los principales deportes y actividades

Natación y ejercicios acuáticos

  • El agua reduce hasta el 90% del peso corporal, eliminando casi por completo el impacto en las rodillas.
  • Favorece la amplitud de movimiento y el fortalecimiento muscular de forma suave.
  • Actividades como aquagym combinan ejercicios aeróbicos y de resistencia sin riesgo de lesión.

Marcha nórdica

  • Implica el uso de bastones, lo que redistribuye el peso y reduce la carga directa en las rodillas hasta en un 30%.
  • Activa el 90% de los músculos del cuerpo, fortaleciendo no solo las piernas, sino también los brazos, el tronco y la espalda.
  • Mejora el equilibrio, reduce el riesgo de caídas y es ideal para pacientes con artrosis moderada o leve.
  • Si no se usa calzado adecuado o si se camina en terrenos irregulares, puede aumentar la carga en las articulaciones.
  • En artrosis avanzada, caminar largas distancias puede ser doloroso.

Ciclismo (en bicicleta estática o de exterior)

  • Es un ejercicio de bajo impacto que mejora la fuerza muscular de las piernas sin sobrecargar las articulaciones.
  • La bicicleta estática permite un control total de la intensidad.
  • Mejora la salud cardiovascular y ayuda a controlar el peso.
  • El ciclismo al aire libre puede generar sobrecarga si se realizan ascensos prolongados o trayectos con muchas irregularidades.
  • Es importante ajustar correctamente el sillín y los pedales para evitar una flexión excesiva de la rodilla.

Yoga y pilates

  • Mejoran la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza muscular, especialmente en el core y las piernas.
  • Ayudan a aliviar el estrés, que puede empeorar la percepción del dolor articular.
  • Son ejercicios de bajo impacto, adecuados para todas las etapas de la artrosis.
  • Algunas posturas de yoga pueden ejercer presión sobre las rodillas; es importante adaptar la práctica y evitar posiciones incómodas.
  • Requieren supervisión inicial para aprender la técnica adecuada.

Caminar (marcha normal)

  • Es fácil de realizar, accesible y no requiere equipo especializado.
  • Mejora la movilidad y la circulación sin generar impacto significativo en las rodillas.
  • Incrementa la resistencia cardiovascular y la fuerza muscular.
  • Si no se usa calzado adecuado o si se camina en terrenos irregulares, puede aumentar la carga en las articulaciones.
  • En artrosis avanzada, caminar largas distancias puede ser doloroso.

Ejercicios de fuerza supervisados

  • Fortalecen los músculos que estabilizan la rodilla, especialmente el cuádriceps, glúteos e isquiotibiales.
  • El uso de bandas elásticas o pesas ligeras permite ajustar la intensidad según la capacidad del paciente.
  • Pueden realizarse de manera localizada para evitar sobrecargar la articulación afectada.
  • Requieren supervisión inicial para evitar movimientos incorrectos que podrían agravar los síntomas.

Tai Chi y Chi Kung

  • Incluyen movimientos lentos y controlados que mejoran el equilibrio, la flexibilidad y la fuerza muscular.
  • Reducen el estrés, promoviendo una conexión entre mente y cuerpo.
  • Son ideales para personas mayores o con artrosis avanzada, ya que no generan impacto.
  • La mejora en la fuerza muscular puede ser menos significativa en comparación con otros deportes.

Elíptica

  • Simula una marcha natural sin impacto, ideal para personas con artrosis moderada.
  • Mejora la resistencia cardiovascular y refuerza los músculos de las piernas.
  • Puede no ser adecuada para pacientes con artrosis severa o con dolor significativo al cargar peso.
  • Es necesario ajustar la máquina para evitar movimientos forzados.

Deportes que deben evitarse en la artrosis de rodilla

  • Carreras de larga distancia o de alto impacto: Aumentan el estrés mecánico sobre el cartílago y las estructuras articulares.
  • Deportes de salto y giro: Baloncesto, fútbol o tenis pueden agravar el desgaste articular.
  • Entrenamientos de alta intensidad: Ejercicios como crossfit o HIIT pueden ser demasiado exigentes para una rodilla con artrosis.

Es necesario diseñar un plan de ejercicio personalizado, pues cada caso es diferente.

El ejercicio adecuado para la artrosis de rodilla debe adaptarse a las características y el grado de enfermedad de cada paciente, priorizando actividades de bajo impacto que fortalezcan los músculos sin dañar la articulación. Opciones como la marcha nórdica, la natación, el yoga o el ciclismo son ideales para mantener la funcionalidad y reducir los síntomas. Además, es fundamental realizar una evaluación inicial con un especialista en rehabilitación o fisioterapia para ajustar la intensidad, la frecuencia y el tipo de ejercicio a las necesidades específicas de cada persona. Recuerda que la clave está en la regularidad y en escuchar las señales del cuerpo para evitar sobrecargas.

Suplementos: Lo importante es la dieta y el estilo de vida

La artrosis de rodilla, como enfermedad crónica, ha impulsado la búsqueda de múltiples alternativas para aliviar los síntomas, proteger el cartílago y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Entre estas opciones, los suplementos nutricionales han ganado popularidad en el mercado, prometiendo efectos beneficiosos sobre las articulaciones. Sin embargo, es fundamental abordar este tema con una visión crítica, destacando que ningún suplemento, por sí solo, puede sustituir una alimentación adecuada ni un tratamiento médico supervisado. La dieta equilibrada y el enfoque integral en el manejo de la artrosis son las bases del éxito terapéutico.

Suplementos más comunes para la artrosis de rodilla

1.1. Glucosamina

  • Es un componente natural del cartílago articular que ayuda a mantener su elasticidad y resistencia.
  • Promueve la síntesis de glicosaminoglicanos, esenciales para la estructura del cartílago. Se utiliza principalmente en forma de sulfato de glucosamina.
  • Evidencia científica:
    • Algunos estudios muestran una ligera reducción del dolor y mejora funcional en pacientes con artrosis leve a moderada.
    • Sin embargo, revisiones sistemáticas, como las de Cochrane, han concluido que los beneficios son modestos y varían según el tipo de glucosamina utilizada.
  • Limitaciones: Su efecto suele ser más evidente en fases tempranas de la artrosis y requiere uso prolongado para observar beneficios.

1.2. Condroitina

  • Otro componente del cartílago que contribuye a su hidratación y elasticidad.
  • Inhibe la acción de enzimas que degradan el cartílago (como las metaloproteinasas) y reduce la inflamación.
  • Evidencia científica:
    • Algunos estudios, sugieren que la combinación de glucosamina y condroitina puede ser útil en artrosis moderada.
    • Sin embargo, otros estudios han cuestionado su eficacia, concluyendo que sus efectos no son significativamente mayores que los de un placebo.
  • Limitaciones: Similar a la glucosamina, los resultados pueden ser variables según la calidad del producto y la etapa de la enfermedad.

1.3. Colágeno hidrolizado

  • Proteína estructural fundamental en cartílago, tendones y huesos.
  • Se digiere y absorbe en forma de péptidos que estimulan la producción de colágeno en el tejido articular.
  • Evidencia científica:
    • Algunos estudios de calidad intermedia han mostrado que el consumo de colágeno hidrolizado mejora la función articular y reduce el dolor en pacientes con artrosis.
    • A menudo se emplea en combinación con otros suplementos (vitamina C o ácido hialurónico) para potenciar sus efectos.
  • Limitaciones: Los beneficios parecen ser muy modestos y requirirían un uso prolongado.

1.4. Ácido hialurónico oral

  • Componente clave del líquido sinovial que mejora la lubricación articular.
  • Promueve la viscosidad del líquido sinovial y reduce la fricción articular.
  • Evidencia científica:
    • Aunque las infiltraciones intraarticulares de ácido hialurónico tienen beneficios probados, la eficacia de su administración oral es muy limitada y no está tan bien respaldada.
  • Limitaciones: Los niveles que alcanzan las articulaciones tras la ingesta son bajos.

1.5. Omega-3 (ácidos grasos esenciales)

  • Grasas poliinsaturadas con propiedades antiinflamatorias.
  • Disminuyen la producción de citoquinas inflamatorias y prostaglandinas asociadas al daño articular.
  • Evidencia científica:
    • Estudios han mostrado que el consumo regular de omega-3 puede reducir la inflamación en enfermedades articulares, incluyendo la artrosis.
    • Más efectivo en combinación con una dieta antiinflamatoria rica en alimentos frescos.
  • Limitaciones: No actúa directamente sobre el cartílago, pero puede ser útil como complemento.

1.6. Extractos vegetales y antioxidantes

  • Cúrcuma y curcumina:
    • Propiedades antiinflamatorias. Algunos estudios muestran una reducción moderada del dolor en artrosis.
    • Sin embargo, la biodisponibilidad de la curcumina oral es baja, y su absorción requiere combinaciones con piperina (de la pimienta negra).
  • Boswellia serrata (ácido boswélico):
    • Puede reducir la inflamación articular y mejorar la movilidad. La evidencia es limitada.
  • Antioxidantes (vitamina C, E, selenio):
    • Neutralizan el estrés oxidativo, que contribuye al deterioro del cartílago. Sus efectos son preventivos más que reparadores.

Suplementos con evidencia limitada o controvertida

  • Metilsulfonilmetano (MSM): Puede tener propiedades antiinflamatorias, pero los estudios son limitados y no concluyentes.
  • Cartílago de tiburón: Promovido como «protector articular», pero carece de evidencia científica robusta.
  • Magnesio y zinc: Aunque importantes para la salud ósea y muscular, la evidencia directa de beneficios en artrosis es muy limitada.

La importancia de la dieta como base del tratamiento

Si bien algunos los suplementos pueden ofrecer beneficios modestos, la dieta equilibrada tiene un impacto mucho más significativo y duradero en la evolución de la artrosis.

Una dieta antiinflamatoria rica en alimentos frescos y naturales puede contribuir directamente a la salud articular. Algunos principios clave incluyen:

  • Frutas y verduras: Ricas en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios, como la vitamina C (cítricos, pimientos) y los polifenoles (frutas rojas, uvas).
  • Ácidos grasos saludables: Pescados grasos (salmón, caballa) y frutos secos (nueces, almendras) por su contenido en omega-3.
  • Fuentes de proteínas: Importantes para la regeneración muscular y articular, como legumbres, huevos y carnes magras.
  • Evitar alimentos proinflamatorios: Reducir el consumo de azúcares, ultraprocesados y grasas trans, que promueven la inflamación sistémica.

Suplementos y el concepto de medicina integral

La artrosis debe abordarse como una condición multifacética. Ningún suplemento, por sí solo, resolverá la enfermedad. El tratamiento debe basarse en una estrategia combinada que incluya:

  • Dieta personalizada: Adaptada a las necesidades del paciente, priorizando alimentos ricos en nutrientes esenciales para la salud articular.
  • Ejercicio adecuado: Actividades de bajo impacto que fortalezcan los músculos y mantengan la movilidad.
  • Terapias médicas supervisadas: Medicación, fisioterapia y, en casos específicos, procedimientos como infiltraciones o cirugía.
  • Uso responsable de suplementos: Como apoyo adicional, no como sustituto de las estrategias fundamentales y siempre bajo la supervisión de su médico de referencia.